La pandemia por coronavirus ha afectado ampliamente a toda la población y a todos los niveles: físico, psicológico, económico, educativo, etcétera. Los profesionales de la salud no son una excepción, y han visto cómo su propia salud se deterioraba durante la pandemia.
Los sanitarios han estado expuestos a un mayor riesgo de contagio por su desempeño laboral, atendiendo pacientes y unas medidas de seguridad en muchas ocasiones precarias y deficitarias. Además, se han visto expuestos a largas jornadas de trabajo y una carga laboral ingente, bajo niveles de estrés sin precedentes. La atención mediática no siempre ha resultado favorable, e incluso algunos pacientes han volcado su rabia y frustración sobre los sanitarios.
Protegiendo a nuestros sanitarios
Todo ello ha pasado factura a la salud mental de los profesionales sanitarios, lo que en muchos casos ha acabado desembocando en un aumento en la prevalencia de patologías como la ansiedad, la depresión, o incluso el estrés postraumático, por los que muchos profesionales están empezando a solicitar atención a los servicios de salud mental.
El futuro de la pandemia pasa necesariamente por aprender a cuidar a los que nos cuidan, mejorando las condiciones de trabajo de los sanitarios.
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